La batería del Volkswagen ID.3 envejece muy bien tras 100.000 kilómetros
Una de las cosas que más echa para atrás a la hora de comprar un coche eléctrico es la degradación de las baterías. A pesar de que se ha demostrado en multitud de ocasiones que las baterías de los vehículos eléctricos no tienen una gran degradación, todavía corre el mito de que es verdad.
Dejando a un lado el tema de la garantía de la batería, la longevidad de la batería de un vehículo eléctrico es bastante alta, y como ejemplo podemos ver el uso que se le da a las baterías de los vehículos eléctricos una vez que se ha llegado al final de su vida útil. En el coche eléctrico como tal, hemos visto ejemplos de vehículos Tesla que mantienen una alta capacidad de la batería tras muchos kilómetros recorridos.
Con el fin de demostrar nuevamente esto, el ADAC alemán ha sometido al Volkswagen ID.3 a pruebas de capacidad de batería tras 100.000 kilómetros, y lo resultados obtenidos son muy buenos. Tras la acumulación de dichos kilómetros, la batería de alto voltaje del ID.3 todavía tiene una capacidad neta del 93%.
La prueba se ha realizado sobre la versión ‘Pro S’ del vehículo, que porta una batería de 77 kWh, y sobre la que Volkswagen garantiza que la batería todavía contará con, al menos, el 70% de su capacidad neta original después de ocho años de funcionamiento o 160.000 kilómetros de conducción.
La prueba realizada por ADAC, no fue además en las mejores condiciones de salud de una batería, ya que han informado que cargador a menudo la batería del vehículo en estaciones de carga rápida y, además, lo hacían hasta el 100%. Ambas casuísticas, no son para nada las idóneas para mantener una buena salud de las baterías de un vehículo eléctrico (y de ningún dispositivo en general con baterías de iones de litio).
Durante la prueba de resistencia, el ID.3 recibió varias actualizaciones de software. Además de varias correcciones de errores, las actualizaciones también contenían un aumento de la potencia de carga hasta 170 kW. Las actualizaciones también tuvieron un efecto positivo en el consumo y autonomía, mejorando significativamente el consumo de energía en distancias cortas y temperaturas invernales de 0 a 5° C.
