Así es el ‘Proyecto 3F’ de Bosch que minimiza los fallos de la tecnología autónoma
El interesante proyecto de Bosch, bautizado como ‘Proyecto 3F’, muestra cómo pueden reducirse en gran medida los fallos ocasionados a raíz de la tecnología autónoma aplicada a vehículos.
Un futuro no muy lejano augura que vehículos autónomos circularán por nuestro mundo, realizando diferentes labores tales como el transporte de mercancía o, incluso, el transporte de pasajeros.
El objetivo del ‘Proyecto 3F’ de Bosch, es el de causar el menor daño posible si dicha tecnología fallase, como una especie de ‘salvavidas’. Steffen Knoop, jefe de proyecto de investigación e ingeniería avanzada de Robert Bosch GmbH, dijo:
“El objetivo era desarrollar soluciones para garantizar que las lanzaderas automatizadas puedan desplazarse con seguridad, incluso si se produce un fallo técnico o aparecen repentinamente obstáculos.”
Con una financiación de 4,3 millones de euros del Ministerio Federal de Economía de Alemania, el proyecto contó con Bosch como líder del consorcio e involucró a otras tres empresas: StreetScooter GmbH y RA Consulting GmbH, el Centro de Investigación de Tecnologías de la Información FZI, Finepower GmbH, y la Universidad RWTH de Aachen.
Thomas Schamm, coordinador del ‘Proyecto 3F’ de Bosch, comentó:
“Los vehículos de transporte sin conductor tienen que cumplir requisitos diferentes a los de, por ejemplo, los coches de pasajeros altamente automatizados.”
Para que un vehículo pueda operar de forma totalmente autónoma, es decir, sin ningún conductor de emergencia supervisando el funcionamiento, estas ‘lanzaderas’ deben ser capaces de auto-diagnosticarse para poder hacer frente a cualquier fallo técnico, sin interrumpir la conducción. Al mismo tiempo, deben ser capaces de asegurar el sistema en caso de fallos críticos, por ejemplo, deteniéndose.
Básicamente, la idea es integrar una especie de ‘reflejos humanos’ que todos nosotros tendríamos ante una situación de peligro, pero en una máquina. Asimismo, también deben ser capaces de detenerse en caso de un peligro que no sean capaces de solucionar.
El ‘Proyecto 3F’ ha estado trabajando en el aspecto detallado de los requisitos, en cómo deben diseñarse los sistemas sobre esa base y en cómo optimizar la forma en que interactúan los componentes individuales.
Y es que, al fin y al cabo, uno de los impedimentos más grandes que está llevando a estos vehículos a retrasarse en su llegada a nuestra vida cotidiana, sin duda es la falta de seguridad, algo que podría solucionarse con el sistema de Bosch.
La solución encontrada por la compañía, se basa en dos opciones: redundancia o tolerancia. En el caso de la redundancia, sería básicamente duplicar las funciones de seguridad más importantes. En el caso de la tolerancia, los fallos se ‘compensarían’ con un subsistema, algo que sería un comportamiento más humano.
Además, las soluciones desarrolladas en el proyecto pueden aplicarse a más funcionalidades, además de a los vehículos sin conductor. De hecho, también se pueden utilizar en centros logísticos.
Así lo ha hecho Bosch en la pista de pruebas de su campus de investigación, en Renningen, donde dos vehículos autónomos transportaron personas en un ámbito compartido con peatones, a la vez que en un parque de innovación cerca de Aquisgrán y en la zona alrededor de un depósito de DHL, se desplegó un vehículo logístico para probar la interacción entre el conductor y el vehículo automatizado.
No es la primera vez que vemos a Bosch involucrado en tecnología aplicada a vehículos, habiendo presentado en el pasado CES 2020 de Las Vegas su alternativa a los parasoles convencionales, o más orientado a la conducción autónoma, su sensor LiDAR de bajo coste, entre otros proyectos.
