Estados Unidos lanzó un programa de ayudas para atraer a grandes empresas del sector de automoción a fabricar sus coches eléctricos y baterías en territorio americano. Europa responde a dicha ofensiva
Hace tan solo unos días ya os adelantamos de que algunos fabricantes de automoción estaban cambiando su estrategia de electrificación, en parte a causa de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aprobó el pasado mes de agosto.
Esta nueva Ley supone un gran atractivo a algunos sectores de la industria, como el del automóvil, ya que si desarrollan su actividad de fabricación en territorio de América del Norte, obtienen importantes beneficios económicos, esto se traduce de forma indirecta en una reducción de coste del producto, dando como resultado la posibilidad de ser más competitivos en todo el mundo.
Por poneros un ejemplo, Volkswagen tenía planificado levantar un total de tres nuevas fábricas de baterías en Europa, finalmente serán dos ya que la tercera fábrica finalmente estará en Canadá. Esta decisión permitirá a Volkswagen beneficiarse de esta nueva Ley.
Como es obvio, la preocupación de los países miembros de la Unión Europa es máxima, ya que peligra que grandes inversiones previstas en Europa se desvanezcan y apuesten por trasladarlo a otros países.
Por ello, la Unión Europea ha tomado cartas en el asunto, adaptando las normas para las ayudas estatales. Ahora el proceso se ha simplificado para aprobar las subvenciones en algunos sectores como el de las baterías y energías renovables.
Además, en el caso de que el riesgo se alto de que la compañía opte por reubicar su inversión en Europa, se contemplará la posibilidad de compensar a dicha empresa para equiparar las ayudas obtenidas por el país de destino, en un intento de que la inversión finalmente se realice en Europa y no fuera.
Así lo ha explicado Margrethe Vestager, vicepresidenta ejecutiva a carga de la política de competencia: «Las normas sobre ayudas estatales, y en particular el Marco Temporal de Crisis, brinda a los estados miembros la posibilidad de ofrecer ayuda estatal de una manera rápida, clara y predecible.Nuestras normas permiten acelerar las inversiones netas cero en este momento crítico, al tiempo que protegen la igualdad de condiciones en el mercado único y los objetivos de cohesión. Las nuevas reglas son proporcionadas, específicas y temporales.»
Europa debería adelantarse a los acontecimientos y evitar que otros como EEUU se adelante.