Reducción de costes y estabilización de la red eléctrica son algunas de las ventajas
A partir de 2035, ya no podrán seguir vendiéndose vehículos de combustión interna en la Unión Europea. Para entonces, es muy probable que la mayoría de los coches que circulen por nuestras carreteras ya sean vehículos eléctricos de batería (VEB).
Para garantizar que la transición sea lo más fluida posible y que se reduzcan las barreras de adopción, como la ansiedad por falta de autonomía, la infraestructura de recarga debe seguir ampliándose en los próximos años.
A finales de 2021, había aproximadamente 50 000 cargadores rápidos públicos en Europa, lo que representa el 13 % de la infraestructura pública en Europa; aquí se incluyen los 2600 cargadores rápidos públicos de España [1]. Evidentemente, esto no basta para dar respuesta a las necesidades de los conductores de vehículos eléctricos, ni tampoco para cumplir el objetivo de la UE «Fit for 55», que exige al menos un cargador rápido cada 60 km en las carreteras principales.
Sin embargo, la creciente demanda de puntos de recarga también implica una demanda cada vez mayor de energía. Los gobiernos barajan actualmente diversas opciones para dar respuesta a esta creciente demanda sin provocar una sobrecarga de la red eléctrica.
Los vehículos eléctricos consumen una gran cantidad de energía. En zonas remotas con redes eléctricas menos desarrolladas, existe un elevado riesgo de saturación y de problemas técnicos durante los picos de consumo debido a la recarga de muchos VE al mismo tiempo.
Además, los acontecimientos actuales han demostrado que en determinadas ocasiones los gobiernos pueden verse forzados a regular o incluso restringir el acceso a la alimentación eléctrica. En paralelo, los VE siguen evolucionando y son capaces de alcanzar niveles de potencia cada vez mayores. En consecuencia, los usuarios demandan cada vez más disponer de estas potencias superiores.
Los numerosos obstáculos para instalar estaciones de recarga
Los operadores de infraestructuras se enfrentan a varios obstáculos a la hora de instalar nuevas estaciones de recarga de alta potencia. Una vez localizada una ubicación adecuada, comienza un proceso costoso, complejo y que requiere mucho tiempo:
- Antes de poder comenzar los trabajos de construcción, los operadores de infraestructuras tienen que afrontar algunos obstáculos burocráticos: el tiempo que se tarda en solicitar una conexión a la red eléctrica o una ampliación de la misma puede oscilar entre seis meses y tres años, dependiendo del país, lo que sin duda representa mucho tiempo.
- La instalación requiere una importante obra de ingeniería civil y un costoso equipamiento (como transformadores) cuya disponibilidad puede tardar mucho tiempo en ser efectiva y/o una conexión necesaria que también puede requerir mucho tiempo debido a la sobrecarga en el calendario de trabajo de las compañías operadoras.
- Cuando la estación de recarga entra en funcionamiento, el suministro de energía debe estar garantizado. Pero especialmente en las horas punta, existe el riesgo de que la red no pueda suministrar suficiente energía.
Los costes fijos que deben pagarse a las compañías eléctricas también dependen de los posibles picos de potencia. Por ejemplo, el suministro de energía para cuatro estaciones de recarga con 200 kW es significativamente más caro que para una estación de recarga individual, a pesar de que en la práctica las cuatro estaciones de recarga rara vez van a estar en funcionamiento al mismo tiempo.
Por estos motivos, los operadores de infraestructuras buscan una solución para sortear todos estos desafíos y conseguir una conexión estable a la red eléctrica. La solución la encontramos en el almacenamiento en batería, la mejora que necesita toda estación de recarga y que no solo beneficiará a los propietarios de los vehículos y de las estaciones, sino también a la comunidad en general.
Almacenamiento en batería como alternativa
El cargador de CC con un sistema de almacenamiento en batería integrada, el Net Zero Series (NZS) de XCHARGE, tiene como objetivo ayudar a los operadores a reducir costes y esfuerzos burocráticos al tiempo que estabiliza la red eléctrica, proporciona flexibilidad y ofrece a los usuarios una experiencia de recarga sin interrupciones.
La batería integrada de 233 kWh (ampliable a 466 kWh) permite la recarga simultánea de hasta dos vehículos eléctricos a 210 kW: en función de la capacidad de la batería y las posibilidades de recarga del vehículo, pueden conseguirse tiempos de recarga de aproximadamente 20 minutos (del 10 % al 80 %).

A pesar de su elevada potencia de recarga, el NZS se conecta a un sencillo enchufe industrial de 30 kW o 60 kW, que es el equivalente al enchufe de una máquina de una panadería. La entrada de baja potencia hace que el Net Zero Series sea altamente desplegable, ya que la solución no requiere ninguna estación de transformador adicional ni aprobaciones reglamentarias especiales. Esto no solo permite ahorros en los costes, sino que también ahorra un tiempo muy valioso en el proceso de creación de una infraestructura de recarga sostenible para la movilidad del futuro.
Ventajas del almacenamiento en batería integrada
Existen numerosos casos de uso en los que se pueden aprovechar al máximo las ventajas de un cargador con batería integrada:
- Áreas públicas y semipúblicas con insuficiente capacidad energética
- Mejoras en estaciones de servicio/recarga en autopista
- Puntos de recarga urbanos
- Centros comerciales y áreas de aparcamiento de corta duración
- Zonas de aparcamiento temporal para eventos, festivales, sitios en construcción, etc.
La batería ayuda a la red eléctrica suministrando energía para equilibrar la demanda energética, lo que permite a la estación de recarga reducir las tarifas energéticas durante las horas punta. O en otros términos: la batería se carga en los momentos de baja demanda de energía y queda así disponible como fuente durante las horas punta, lo que evita una sobrecarga de la red. Al mismo tiempo, ayuda a reducir los costes y permite a las estaciones llegar al denominado punto de equilibrio de forma mucho más rápida.
Nuevas posibilidades para cargadores
Al mismo tiempo, podemos considerar que el NZS es prácticamente «móvil», ya que no requiere cimientos y se conecta a una toma de corriente industrial, lo que permite su traslado relativamente fácil a una nueva ubicación y su conexión allí. Esto permite su uso en aparcamientos temporales para grandes eventos, como festivales o ferias comerciales. El NZS también puede instalarse en sitios en construcción o utilizarse en el sector agrícola. Una vez finalizados los trabajos, la estación de recarga puede transportarse e instalarse en otro lugar.
La batería también permite obtener ingresos adicionales gracias a la tecnología “Battery to Grid”: cuando el cargador no se está utilizando, la batería puede extraer energía de la red eléctrica en las horas valle y devolverla a la red en las horas punta.
El NZS también presenta un diseño innovador: necesita poco espacio, tiene un diseño fino y es fácil de colocar en las zonas de aparcamiento. Incluye un innovador sistema retráctil para el correcto manejo del cable, y es fácil de usar gracias a su pantalla táctil de 15″. Además, es robusto y duradero, totalmente personalizable y puede actualizarse a lo largo del tiempo. Su instalación y mantenimiento son muy sencillos.
Conclusión
Cuando se trata de buscar la solución de recarga de vehículos eléctricos óptima para los usuarios, deben tenerse en cuenta muchos aspectos, como la potencia máxima que puede proporcionar el cargador, su modularidad, su capacidad para cargar varios vehículos simultáneamente, su facilidad de uso, su robustez, etc. Recientemente se ha añadido otro factor: la capacidad de la batería integrada.
El Net Zero Series es la respuesta perfecta, como ya se ha demostrado en varias de las primeras implementaciones realizadas en Europa y en todo el mundo. Con una capacidad de almacenamiento de 233 kWh, puede recargar entre tres y cinco coches eléctricos. También se puede añadir una segunda batería para alcanzar un almacenamiento de energía de 466 kWh.
El NZS ofrece la sinergia del almacenamiento de energía y la experiencia de la recarga rápida para diseñar el futuro de la transición hacia la neutralidad de carbono, al tiempo que libera al operador del complicado papeleo y el tiempo de espera necesario para obtener los permisos. Con el enchufe industrial estándar de 30 kW / 60 kW, los operadores de infraestructuras pueden evitar la solicitud de permisos y los complicados trabajos de construcción. En funcionamiento, el NZS ayuda a nivelar los picos y a estabilizar la red eléctrica.
Tiene bastante sentido que los puntos de carga cuenten con baterías de apoyo para regular y garantizar los consumos en la carga de los coches.