Volvo reducirá las emisiones de CO2 y ahorrará miles de millones en su objetivo de negocio circular
Están siendo unas semanas muy frenéticas en cuanto al plan de electrificación y sostenible de Volvo, habiendo lanzado hace poco su nuevo eléctrico Volvo C40 Recharge y anunciando, también recientemente, su objetivo de ser totalmente eléctrico para 2030 y de convertirse en una empresa en carbono para 2040, habiendo anunciado el mes pasado que su planta de Daqing (China), se ha convertido en climáticamente neutra.
Ahora, Volvo Cars ha anunciado que pretende ahorrar 1.000 millones de coronas suecas al año (casi 100 millones de euros al cambio actual) y reducir las emisiones de carbono en 2,5 millones de toneladas a partir de 2025 utilizando los principios del negocio circular.
Como parte del objetivo a largo plazo de la compañía de convertirse en un negocio circular para 2040, Volvo Cars creará bucles de materiales cerrados para los materiales que producen muchas emisiones, como el acero y el aluminio, así como la remanufacturación, reparación, reutilización y renovación de piezas. El jefe de sostenibilidad global de Volvo Cars, Anders Kärrberg, dijo:
“Volvo Cars tiene uno de los planes climáticos más ambiciosos de la industria del automóvil, y si queremos alcanzar nuestros objetivos, tenemos que adoptar la economía circular.
Esto requiere que nos replanteemos todo lo que hacemos y cómo lo hacemos. Nos centramos mucho en la integración de la sostenibilidad en nuestra forma de pensar y trabajar como empresa, y estamos haciendo que sea tan importante como lo ha sido siempre la seguridad para nosotros.”
Volvo quiere optimizar el uso de los materiales, los componentes y los coches, eliminando los residuos en el proceso, lo que supondrá un ahorro económico y nuevas fuentes de ingresos, además de reducir significativamente el impacto medioambiental.
En 2020, Volvo Cars se convirtió en miembro de la Fundación Ellen MacArthur, la principal red de economía circular del mundo. El director de la red de la Fundación Ellen MacArthur, Joe Murphy, dijo:
“Acogemos con satisfacción el compromiso de Volvo Cars de diseñar, desarrollar y fabricar sus productos para que sean utilizados y reutilizados. Es muy alentador ver el vínculo que se establece entre las soluciones circulares, la estrategia empresarial y la reducción de las emisiones de carbono.
La economía circular ofrece a las empresas un marco de crecimiento viable a largo plazo que también beneficia a la sociedad y al medio ambiente.”
En línea con ello, en 2020 Volvo refabricó unas 40.000 piezas, ahorrando casi 3.000 toneladas de emisiones de CO2. Para 2025, Volvo Cars pretende duplicar su negocio de refabricación. Como parte de su plan negocio circular, la empresa recicló el 95% de sus residuos de producción el año pasado, incluyendo 176.000 toneladas de acero y evitando la generación de casi 640.000 toneladas de CO2.
Un punto muy importante en el que todos los fabricantes están buscando soluciones, es el de aportar una segunda vida a las baterías, normalmente optando por aplicaciones de almacenamiento de energía. Al igual que otras grandes compañías, Volvo está explorando el potencial de dichas aplicaciones de segunda vida para sus baterías junto con sus proveedores y socios.
Algunas de la asociaciones confirmadas hasta el momento, muestran interesantes proyectos, como la asociación con BatteryLoop para utilizar las baterías de coches electrificados de Volvo en un sistema de almacenamiento de energía alimentado por energía solar que ha entrado en funcionamiento este mismo mes de abril, alimentando estaciones de carga para coches y bicicletas eléctricas en el centro de negocios de la empresa sueca Essity, a las afueras de Gotemburgo.
También cuenta con un proyecto similar con la compañía sueca Comsys AB. En este caso se trata de un proyecto piloto comercial que tiene como objetivo aumentar la flexibilidad del suministro en una de las instalaciones hidroeléctricas de Fortum, en Suecia. Para ello, se utilizan los paquetes de baterías de los coches electrificados de Volvo como unidad de almacenamiento de energía estacionaria.
Me gustaría que fuese realidad, el que en 10, 20 o como máximo 30 años el planeta estuviese exento de gases nocivos, en beneficio del hombre, de los animales y de las plantas. Con proyectos como los de Volvo nos acercan a esa realidad.